jueves 26 de septiembre de 2019

27 de septiembre nos sumamos a la huelga mundial contra el cambio climático

¡BASTA DE DEPREDACIÓN Y SAQUEO AMBIENTAL! El terrible incendio del Amazonas, las millones personas movilizadas en todo el mundo el 20 de septiembre, y la intervención de Greta Thumberg en la asamblea de la ONU han resonado en todos lados y expresan la necesidad inmediata de revertir, mediante la movilización popular, la catástrofe socio-ambiental a […]

¡BASTA DE DEPREDACIÓN Y SAQUEO AMBIENTAL!
El terrible incendio del Amazonas, las millones personas movilizadas en todo el mundo el 20 de septiembre, y la intervención de Greta Thumberg en la asamblea de la ONU han resonado en todos lados y expresan la necesidad inmediata de revertir, mediante la movilización popular, la catástrofe socio-ambiental a la que el modo de producción capitalista nos está llevando.
Las emisiones de gases de efecto invernadero, que tuvieron un salto con el desarrollo industrial, continúan a pesar de los diversos acuerdos que firmaron distintos países del mundo. En los hechos, estos acuerdos terminaron siendo utilizados para acallar los reclamos de los movimientos ambientalistas y lavarle la cara a los gobiernos, que continuaron avalando políticas públicas la servicio de las grandes empresas.
En los últimos años, la barbarie ha avanzado aún más allá, con el auge de una corriente negacionista del cambio climático. Contra toda la evidencia científica que muestra que, de seguir por este camino, las consecuencias ambientales serán devastadoras dentro del corto y mediano plazo, estos sectores han invertido millones de dólares en propaganda pseudocientífica y fake news para torcer el rumbo de la opinión pública mundial. Trump, Bolsonaro y también su aliado Macri son parte de esta corriente, profundamente ligada al lobby de las empresas de hidrocarburos y energías fósiles.
Sin embargo, la evidencia se acumula. Los cambios en los ciclos de lluvia y sequía, la elevación del nivel del mar, su acidificación y desalinización, la reducción de la superficie y el grosor de los casquetes polares está haciendo estragos ecosistemas enteros y afecta principalmente a las poblaciones más pobres, que dependen de forma mucho más directa de las variables ambientales. Las migraciones por causas climáticas ya son moneda corriente.
La asamblea de la ONU, donde las principales potencias se aprestan a negociar, está dominada por una agenda de guerras militarles, comerciales y el salvataje de los bancos y los grandes grupos económicos en momentos en que la crisis capitalista mundial continúa profundizándose. En ese marco se convocó a la cumbre sobre la Acción Climática, que incluye grandes empresas que aprovechan la crisis ambiental para obtener subsidios y financiamiento para su propio beneficio.
¿Y en Argentina?
La situación ambiental en nuestro país se ha agravado brutalmente en las últimas décadas. El modelo de soja transgénica-agrotóxicos ha expandido la frontera agraria, provocando una verdadera catástrofe socio-ambiental. Producto de esta expansión, los bosques nativos han sido deforestados a tasas siderales y continuas, bajo la presión de los grandes grupos capitalistas del agro y con el aval de los distintos gobiernos provinciales y nacionales. Comunidades originarias han sido y son desplazadas militarmente y con grupos de choque de sus tierras mientras que miles de personas padecen los efectos de los agrotóxicos sobre la salud, en lo que los/as expertos ya caracterizan como un verdadero genocidio. El desmonte y el uso exclusivo para los monocultivos han empobrecido el suelo y disminuido su capacidad de absorción, aumentando las inundaciones. Las consecuencias de este modelo son aún incalculables y corren el riesgo de volverse irreversibles si continúa adelante.
A eso debe sumarse la explotación del petróleo y gas, y en los últimos tiempos el desarrollo de métodos de explotación no convencionales como el fracking que se aplica en Vaca Muerta y que implica aún mayores niveles de contaminación en las zonas explotadas. La megaminería a cielo abierto, prohibida en muchos países del mundo, ha aumentado en las últimas dos décadas, provocando desastres ambientales continuos como los derrames de cianuro y minerales pesados en San Juan y Catamarca.
Contrariamente a lo que pretenden plantear los distintos gobiernos de turno, estas políticas de depredación ambiental sólo saquean los recursos naturales (bienes comunes) del país, para luego exportar las materias primas sin ningún valor agregado. A su paso, no sólo no generan puestos de trabajo significativos sino que dejan un tendal de contaminación y miseria. Esta orientación de privilegiar el lucro privado por sobre el medioambiente y nuestras condiciones de vida atraviesa el arco político de los partidos patronales y continuará profundizándose de la mano de los acuerdos con el FMI. Es en este sentido que debemos leer las declaraciones de Alberto Fernández en relación a los “beneficios” del modelo minero en San Juan o el lugar “estratégico” que ocupará el fracking de Vaca Muerta en los próximos años.
Todxs a la huelga el viernes
Desde AGD UBA, entendemos que el camino para frenar la destrucción ambiental es la organización por abajo y la movilización internacional en las calles. Son estos métodos los que permitieron frenar las fumigaciones con glifosato sobre pueblos y escuelas rurales, los que lograron la no instalación de nuevos emprendimientos mineros o el freno a los desalojos de campesinos y pueblos originarios. En el marco de la huelga climática a nivel mundial, proponemos sumarnos a la movilización convocada para el viernes a las 15 hs desde Plaza de mayo a Congreso, desarrollando en todas las aulas debates y trabajando contenidos para poder visibilizar la debacle socioambiental en la que estamos inmersos/as.
Es necesario una intervención inmediata antes de que las consecuencias sean irreversibles.