jueves 14 de mayo de 2020

Declaración de la AGD sobre la situación de la UBA en tiempos de pandemia y virtualización forzada

El rectorado y los decanos (salvo contadas excepciones) deciden sin convocar a los gremios. Siguen presionando por una virtualización forzada y sin dar respuesta al conjunto de los reclamos de los docentes. Exigimos la conformación de Comités de Crisis, paritarios, en la UBA y en todas las unidades académicas donde todavía no se hayan constituido. […]

El rectorado y los decanos (salvo contadas excepciones) deciden sin convocar a los gremios. Siguen presionando por una virtualización forzada y sin dar respuesta al conjunto de los reclamos de los docentes. Exigimos la conformación de Comités de Crisis, paritarios, en la UBA y en todas las unidades académicas donde todavía no se hayan constituido.

Desde AGD UBA planteamos, al inicio de la pandemia, que las presiones por abordar precipitada e intempestivamente la enseñanza a distancia en el contexto de la pandemia eran una impostura (un “como sí”), desestimando la crisis sanitaria, humanitaria, social y económica del mundo y nuestro país.

Dijimos además que implicaría una presión de autoridades sobre las condiciones de trabajo de lxs docentes y un mecanismo que dejaría afuera de la cursada a estudiantes que no cuentan con equipamiento, con las condiciones ambientales mínimas o directamente no pueden sostener un contacto por medios digitales.

Denunciamos asimismo que el pasaje de un acompañamiento virtual a la imposición de una virtualidad (forzada) empalma también con la estrategia a largo plazo de las orientaciones privatistas y precarizadoras de la educación pública en Argentina, en América Latina y en el mundo entero. Una oportunidad histórica para los que  entienden a  la educación como un gasto.

Una clase en el aula es una relación social, presencial, con horarios establecidos, en un ámbito creado a tal efecto, donde el intercambio colectivo entre docentes y alumnos potencia la enseñanza. Ya en situaciones normales –y así lo denunciamos desde hace décadas- asistimos a una precarización educativa y laboral, a deserción estudiantil (planteada como “fracasos” académicos) en diversas áreas. De imponerse la virtualización, este cuadro se agravará todavía más. Consideramos primordial analizar colectivamente el escenario que se avecina y que requiere, para su abordaje, de acuerdos y reflexiones previas.

¿En qué situación estamos?

El Rector Barbieri resolvió la reprogramación del calendario académico 2020, estableciendo su reinicio el 1 de junio y extendiéndolo hasta el 21 de marzo de 2021, aunque no todas las Unidades Académicas se expidieron al respecto y algunas han resuelto que el calendario 2020 no se extenderá más allá del año en curso. A pesar de estar a casi dos semanas de esa fecha, la evaluación de la pandemia, los comunicados oficiales y la posición de especialistas, demuestran la imposibilidad de que ello implique el retorno masivo a las aulas. Todxs, incluso las autoridades, sabíamos esto. La reciente resolución del Rector (12/5/20) ratifica que no estarán dadas las condiciones para un inicio presencial en junio. Al mismo tiempo, condicionado por el cuadro general, el Rectorado se ve obligado a recoger una demanda del movimiento estudiantil y de la AGD: la no penalización a lxs estudiantes en relación con las correlatividades y la regularidad como estudiante de la UBA.

Por este motivo, y con excepciones, las autoridades de la UBA, de unidades académicas y colegios han redoblado las presiones sobre cátedras y docentes para garantizar un cuatrimestre virtual “a como dé lugar”.

Los resultados están a la vista: sobrecarga de trabajo, estrés laboral y todos los costos por los insumos que se requieren a cargo del docente, de un lado; desconexión por parte de la mayor parte de los estudiantes (entre quienes logran conectarse). Esta situación se repite en prácticamente todas las universidades nacionales y –según puede leerse en la prensa internacional- en las del mundo entero. Con la encuesta que lanzamos y que llamamos a completar, esperamos contar con más datos acerca de cómo se han alterado nuestras condiciones de trabajo y de enseñanza en función de redoblar nuestra exigencia de respeto a los derechos laborales. Se pretende descargar sobre docentes y estudiantes la responsabilidad de garantizar un cuatrimestre virtualizado, en medio de una pandemia que ha alterado nuestra vida cotidiana. Somos claros en esto: no somos ni los docentes ni los estudiantes los responsables de que no existan las condiciones mínimas para garantizar una normalidad académica (virtual y forzosa) cuando toda la situación es completamente anómala.

¿Cuál es la salida?

Primero, la salida no es con esta virtualidad (forzada e improvisada): No puede ser la continuación de esta impostura que degrada la enseñanza, sobrecarga la tarea docente y excluye en buena medida al estudiantado. La salida es la defensa de la universidad y la educación públicas, del trabajo docente y del derecho a la educación de las y los estudiantes. Y debe ser en acuerdo con todos los sectores que hacemos la universidad a diario.

Por eso, proponemos:

  1. Que la UBA, sus unidades académicas, en lugar de forzar a una virtualización inviable, pongan sus conocimientos, su pensamiento crítico, sus investigaciones, al servicio del pueblo y los trabajadorxs para contribuir a una salida de la crisis sanitaria, social, humanitaria, que atravesamos.
  2. Que los fondos públicos se destinen no al pago de la deuda externa usuraria sino a financiar el sistema de salud, Incluidas partidas especiales para nuestras quebradas obras sociales -desfinanciadas por los bajos salarios y que son las que deben atender nuestra salud también durante la pandemia-, a incrementar subsidios y becas para quienes nada tienen,  al presupuesto para la educación y la universidad pública.
  3. Que toda resolución tanto sobre las modalidades de continuidad de este cuatrimestre como sobre el calendario académico, cuando estén garantizadas las condiciones sanitarias generales, sea el resultado del más amplio debate entre representaciones de docentes, estudiantes y no docentes, en cada lugar de trabajo respetando los convenios colectivos de trabajo y los derechos de lxs estudiantes.
  4. Que lxs docentes ejerzan su derecho a las dispensas establecidas por el Ejecutivo  y Ministerio de Trabajo y las licencias consagradas en el CCT. Que se designen de manera inmediata todos los docentes interinos o suplentes, y se prorroguen todos los nombramientos interinos, allí donde todavía estén pendientes. Que se renueven todos los cargos ad honorem y las prórrogas a las excepciones por el art.72 del Estatuto.
  5. Que en las tareas de acompañamiento o vínculo pedagógico se respete plenamente el cargo, la dedicación, los días y horarios de trabajo habitual. Que ningún docente ad honorem sea obligadx a realizar tarea alguna. Que cualquier costo de insumo o equipamiento sea provisto por la universidad.6. Que todo acompañamiento o vínculo pedagógico, mientras dure la cuarentena, sea optativo para docentes y estudiantes.
  6. Que el Ministerio, el Rectorado y las autoridades de cada unidad académica dispongan, faciliten o entreguen el equipamiento, conectividad gratuita. Mayor cantidad de becas e incremento de las mismas para estudiantes, a fin de posibilitar el optativo acompañamiento virtual.
  7. Que no haya exámenes que definan calificaciones y acreditaciones, mientras dure la cuarentena, porque no están dadas las condiciones mínimas para una calificación del proceso de aprendizaje, como lo afirmara el propio ministro Trotta. La posible calificación, en las actuales condiciones materiales, supondría una mayor sobrecarga para lxs docentes y terminaría por consagrar la deserción y el “fracaso” de aquellxs estudiantes que no pudieron conectarse o lo han podido hacer muy limitadamente.
  8. Que, atendiendo a la situación de excepcionalidad, a las limitaciones de gran parte de lxs estudiantes (por falta de equipamiento, conectividad, condiciones ambientales y familiares), se regularice la condición administrativa de lxs estudiantes inscriptxs y que sean los comités de crisis integrados, paritariamente por representaciones de docentes y estudiantes los que resuelvan el instrumento de evaluación presencial más adecuado en los casos por los que se haya optado por participar, por docentes y estudiantes, en alguna metodología de acompañamiento o vínculo pedagógico.
  9. Que las posibles instancias de evaluación presencial, cuando estén establecidas las condiciones para ello, se resuelvan sobre la base de respetar los derechos de lxs estudiantes, lxs no docentes y lxs docentes.

Con este programa, la AGD UBA abre una deliberación colectiva entre la docencia de la UBA y contribuye a un debate más extendido en el conjunto del sistema universitario nacional.

Declaración de MESA EJECUTIVA de AGD UBA (aprobada por mayoría)