mircoles 24 de noviembre de 2021

Tercera Conferencia Mundial de Educación Superior

Un nuevo ataque a la universidad pública   Entre octubre de 2021 y febrero de 2022 se desarrollarán diez seminarios virtuales (webinars) como actividad previa de la Tercera Conferencia  Mundial de Educación Superior #WHEC2022 de la Unesco. La Conferencia Mundial se propone como objetivo reformular “las ideas y prácticas que garanticen el desarrollo sostenible en materia de […]

Un nuevo ataque a la universidad pública

 

Entre octubre de 2021 y febrero de 2022 se desarrollarán diez seminarios virtuales (webinars) como actividad previa de la Tercera Conferencia  Mundial de Educación Superior #WHEC2022 de la Unesco.

La Conferencia Mundial se propone como objetivo reformular “las ideas y prácticas que garanticen el desarrollo sostenible en materia de educación superior” y plantea diez temas “clave”: “El impacto del covid-19; los objetivos de desarrollo sostenible; la inclusión; la calidad y relevancia de los programas; la movilidad académica; la gobernanza; el financiamiento; la producción de datos y conocimientos; la cooperación internacional para mejorar sinergias; y la preparación para los futuros de la educación superior”.

Entre los organizadores figuran: el Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC), junto al Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), Santander Universidades y la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB)

Una vez más se demuestra que la Unesco está al servicio de la mercantilización y privatización de la educación superior en América Latina al incluir al BID, un organismo clave en organizar la deuda de nuestros países, y al Banco Santander, que tiene un programa específico para la región -llamado Universitas– para profundizar la privatización. Esto lo sabemos bien los docentes de la UBA, ya que el Santander tiene un acuerdo estratégico con el Rectorado y el Consejo Superior, no solo por ser la entidad privada a través de la cual cobramos nuestros salarios, sino también por ser quienes desarrollan planes de capacitación para la docencia, orientados a imponer el modelo privatista.

Tempranamente, al inicio de la pandemia (uno de los temas que abordará el Conferencia Mundial), advertimos sobre los verdaderos planes de la Unesco. El equipo de trabajo sobre docentes, que coordinara la Unesco en aquella oportunidad, incluía a la Unión Internacional de Telecomunicaciones, que es la entidad multilateral donde se representan los intereses de las grandes operadoras de telecomunicaciones como ATT, Vodafone, Hyawei, Telefónica, entre otras. Se demostraba así el control por parte de las multinacionales en el desarrollo de la educación virtual.

En aquel mismo momento, se conformaba la Coalición Mundial para la Educación Covid-19, que agrupó a más de 90 asociados de los sectores público y privado, a fin de “concebir soluciones universales y equitativas y lograr que la revolución digital sea inclusiva”. Entre sus miembros figuran la ya mencionada Unión Internacional de Telecomunicaciones, las mayores multinacionales tecnológicas como Microsoft, Google, Amazon, Facebook, Zoom, los bancos como la Caixa española y todo tipo de fundaciones privadas con intereses en la educación.

A esta coalición liderada por los organismos multinacionales e impulsada por las empresas más grandes del planeta se suman las burocracias sindicales docentes a través de la Internacional de la Educación de la que en la Argentina forman parte la Ctera de Alesso y Baradel, la Conadu de De Feo y la CEA. Pero no solo la burocracia sindical docente sino toda la burocracia sindical, cuya integración se da a través de la Organización Internacional del Trabajo que participa en la Coalición.

Como vemos, estos diez seminarios preparatorios de la Conferencia Mundial no son más que la continuidad de una línea estratégica que promueve planes como la “escuela 2030” o la escuela del futuro y legislaciones antieducativas en todo el mundo, que desvalorizan no solo la educación sino la fuerza de trabajo de los docentes y de los niñxs y jóvenes que egresarán (o serán expulsados) de esa formación de bajo nivel.

Con estos seminarios queda palmariamente demostrado que los organismos de crédito, la banca privada y las multinacionales de las telecomunicaciones y las redes sociales están detrás de un “nuevo” modelo educativo en todos sus niveles y en todo el planeta. Sus implementadores son los gobiernos de todos los países, los tecnócratas de la educación y las burocracias sindicales docentes. La Unesco toma, una vez más, la voz de orden para avanzar en los procesos de mercantilización, privatización y desvalorización de la educación.

Los rectores del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) y la Federación de Sindicatos Docentes de América del Sur rechazaron “que la educación superior sea un bien que haya que mercantilizar, por ejemplo con la intervención de los bancos, a pesar de que tenemos muy cordiales relaciones con la OEI y la Segib”. Y lamentaron que el Iesalc “se asocie principalmente con bancos y organismos iberoamericanos”, por lo que “expresamos nuestro pesar y desacuerdo”.

Sin embargo, esta posición revela el doble estándar del CIN y del conjunto de los rectores que, mientras rechazan y lamentan la intervención de bancos y organismos multilaterales, aplican desde hace más de 25 años la bancomundialista Ley de Educación Superior (LES), convalidan la reducción de los salarios de los docentes, aceptan la caída del presupuesto universitario fondomonetarista año tras año e impusieron –sin garantizar capacitación, conectividad y equipamiento- la virtualización dictada por la Unesco. Además, siguen integrados a la Coalición Mundial (contra) de la Educación.

La AGD UBA se pronuncia contra todas las normas dictadas por la Organización Mundial de Comercio, la Unesco, los bancos y las multinacionales, que son la llave maestra de la mercantilización y la privatización.

Exigimos el inmediato incremento del presupuesto universitario, las becas estudiantiles, el aumento de los salarios docentes y no docentes, la aplicación irrestricta en todas las universidades nacionales del CCT y el claustro único docente. Estas exigencias son necesarias para avanzar en la democratización, la “inclusión” y el egreso de los estudiantes, camino a una universidad al servicio de las mayorías populares, que favorezca la autonomía nacional frente a esta avanzada de las grandes corporaciones.