Con paritarias, salario para los ad honorem, cumplimiento del convenio colectivo, becas para los estudiantes
Alberto Fernández, festejo hoy el 199 aniversario de la UBA y afirmó: “educar en los tiempos en que vivimos es invertir”
Nosotros decimos y hacemos eso todos los días: invertir, pero no es lo que hace el gobierno nacional en la UBA.
Hay 11.000 docentes que pagan por trabajar, son los ad honorem que se desempeñan en la Universidad cuando el trabajo gratuito está prohibido por la ley y el convenio colectivo.
Un ayudante de primera, que es egresado de la universidad y tiene la suerte de cobrar, cobra un salario de $9.500 en la mano, le recordamos al presidente.
El ministro Trotta violó la cláusula gatillo y tiene congelados los salarios, que para el cargo testigo sólo alcanzan a la mitad de la canasta de pobreza.
El ministro Moroni permite que la UBA viole la ley al no aplicar el Convenio Colectivo de Trabajo y que, por lo tanto, el 70% de la planta docente no sea regular sino «interina» por siempre.
El ministro de economía Martín Guzmán ha tomado una clara opción por los acreedores y el FMI, y congeló el presupuesto de la UBA y de todas las universidades públicas.
Con la virtualización forzosa de la educación, este cuadro ha empeorado en la UBA y en todas las universidades: la docencia pone de su bolsillo las herramientas de trabajo, los costos de conectividad y se le niegan las licencias y dispensas. Una vez más los ministros Trotta y Moroni miran para otro lado mientas se viola el Convenio Colectivo y la nueva ley de teletrabajo.
Los que mantenemos la relación pedagógica con los más de 300.000 estudiantes no tenemos paritarias particulares ni comités de crisis para discutir condiciones para darle continuidad a la educación y evitar la deserción masiva.
También se congelaron las becas para los estudiantes que deben pagar sus herramientas de estudio y su conectividad, mientras las telefónicas aumentan sus precios en plena pandemia, expulsándolos del ámbito educativo.
La universidad tiene que ser democratizada, los docentes necesitamos un claustro único y no una casta eternizada en sus cargos surgida de concursos opacados.
Queremos una universidad que no adecue sus planes de estudio al servicio de las multinacionales como Shell o Barrick Gold sino al servicio del desarrollo autónomo y de las mayorías populares.
En suma, señor presidente a usted, que está orgulloso de ser docente, le exigimos:
Paritarias libres.
Incremento de salarios.
Presupuesto.
Becas.
Cumplimiento del Convenio Colectivo.
Computadoras y conectividad gratuita para docentes y estudiantes.
Regularización de todos los docentes.
Salarios para todos los ad honorem.
Con estas exigencias ya hicimos apagones virtuales y, en plena pandemia, fuimos al rectorado para que se den cumplimiento.
Queremos una universidad sobre nuevas bases al servicio de las mayorías populares.
De esta universidad siempre estaremos orgullosos, porque son esas mayorías las que la sostienen con su esfuerzo.