El 1° de septiembre cobramos el salario del mes de agosto. El mismo fue igual al del mes de julio.
O sea, ese salario que implicaba el 41% que ya habíamos rechazado dos veces por insuficiente.
El 5 de septiembre cobramos un «retroactivo» del nuevo acuerdo.
Un 7% calculado sobre el salario de marzo. Un monto que representa menos de un 5% respecto de los salarios de julio. Recordamos que, sólo en ese mes, la inflación fue del 7.4%.
El 62% de aumento que se terminará de cobrar en enero de 2023 es una rebaja salarial frente al 90% de inflación que «pronostica» el Banco Central.
Mientras existen fondos para pagarle a los sojeros y al FMI, el salario de la docencia sufre el peor ajuste en décadas.
Compañeras y compañeros, contra el ajuste del gobierno que apoyan la derecha y los rectores, continuemos la lucha para que no haya ningún docente por debajo de la línea de pobreza y por un presupuesto que ponga a las universidades al servicio de las mayorías populares.