El mismo día del paro nacional docente en todos los niveles educativos, el gobierno de Milei, a través de su vocero Adorni, anunció que promoverá una ley para penalizar el «adoctrinamiento» en las aulas, al tiempo que habilitan a la ministra Pettovello a recibir denuncias de estudiantes y padres.
¿De qué hablan?
Habría Doctrinas y… doctrinas.
Cuando las iglesias monopolizaban la educación, impartían su catecismo a las niñeces como sentido común, el orden natural de las cosas ¿no había adoctrinamiento? El fundamento de las escuelas estatales, por su parte, siempre fue inculcación de valores, creencias, ideas, hasta disposiciones corporales y entrenamiento para un futuro laboral que ya está clasificado y valorizado de antemano.
Entonces ¿de esto habla el gobierno? ¿De las imágenes religiosas que todavía sobreviven en los colegios públicos y hasta en universidades? ¿De los patrióticos cantos que se entonan cuando se iza la bandera de la patria? ¿De las brechas en el sistema educativo que agrava todas las desigualdades y las ratifica?
Nada de eso. El gobierno de Milei denuncia como adoctrinamiento las posiciones críticas, progresivas, que particularmente cuestionan el imaginario conservador y libertario. Eso que el presidente resume y embolsa como «socialismo» o «comunismo».
Para ilustrarlo rápido: un docente enseña la campaña del desierto, pero adoctrina cuando demuestra la naturaleza de ese genocidio y el reparto de tierras. Educa cuando repite la vieja clase de higiene sexual pero baja ideología cuando habla de educación sexual integral.
Es todo tan vulgar que no haría falta discutirlo. Sin embargo, es necesario. El ataque político del gobierno a la docencia y las instituciones públicas de enseñanza es la otra cara del ajuste, la licuación y el congelamiento.
No nos dejemos intimidar
Es, además, un intento de regimentación política, que copia los argumentos de las dictaduras para intimidar a la docencia. Es el revés del protocolo de Bullrich, pero para aplastar la libre circulación de ideas, libertad de cátedra, los libres debates en las aulas, la confrontación política e ideológica.
La reforma de 1918 se realizó contra el adoctrinamiento oscurantista en las universidades nacionales. Entonces se conquistó la libertad de cátedra, un logro indispensable para el avance de la ciencia y la formación del pensamiento crítico que son las bases del avance científico y tecnológico de la sociedad.
Las políticas de Milei pretenden llevarnos más atrás de la ley 1420 de la propia oligarquía que reivindica el gobierno.
Reivindicando la libertad de cátedra, la enseñanza laica, estatal, gratuita y científica contra todo adoctrinamiento que la intente limitar, repudiamos esta nueva amenaza del gobierno. Llamamos a la docencia a seguir organizada y a responder colectivamente cualquier intento por amordazarnos. Ponemos también aquí los recursos de movilización del gremio para apoyar a cada compañero y compañera.
Paremos el 10 y el 11 en la UBA por nuestros salarios y jubilaciones, por el presupuesto y en defensa de la universidad pública.