Ayer, entre renovados ataques a la prensa y el periodismo en general, el presidente volvió a atacar a los investigadores y la producción científica argentina. Se refirió a “los supuestos científicos e intelectuales, que creen que tener una titulación académica los vuelve seres superiores, y por ende todos debemos subsidiarles la vocación. Si tan útiles creen que son sus investigaciones, los invito a salir al mercado como cualquier hijo del vecino investiguen, publiquen un libro y vean si la gente le interesa o no, en lugar de esconderse canallescamente, detrás de la fuerza coactiva del Estado.»
El insulto de Milei supera el llamado a lavar los platos que Cavallo arrojó en los años noventa contra una investigadora argentina. Revela su manifiesta hostilidad a la universidad y ciencia, así como su desconocimiento absoluto respecto de cómo se produce conocimiento científico y sus criterios de validación.
No sorprende proviniendo de alguien que se hace llamar “doctor”, no siéndolo, y cuyos artículos y libros han sido denunciados por plagio. Pero resulta un escándalo hasta intelectual que proviene de un presidente que se esconde “canallescamente detrás de la fuerza coactiva del Estado” para intentar imponer un protocolo contra todas las protestas, para reprimir manifestaciones de desocupados y ahora jubilados, para reformar regresivamente las legislaciones laborales, para liberar de impuestos a la burguesía y castigar con ajustes infinitos a las familias trabajadoras.
Repudiamos esta nueva provocación de Milei. Llamamos a multiplicar los pronunciamientos de repudio y a convertir la movilización de la próxima semana en una gran protesta contra este gobierno y su política.