Cuando a principios de marzo, las direcciones burocráticas de Conadu y Fedun firmaron una paritaria express, tras sólo dos reuniones, la asamblea de AGD UBA y el Congreso de Conadu Histórica denunciaron la entrega y llamaron a organizar un plan de lucha con acciones de visibilización, movilización a los rectorados y paros. Incluso se sumaron otras ocho asociaciones que rechazaron el acuerdo firmado por su federación.
Estaba claro que nuestro salario seguía en caída libre. El índice del costo de vida de febrero no fue del 3% como fabulaba Massa sino más del doble. Frente a una inflación sin control, las tres cuotas del “acuerdo”, extendidas hasta junio (de 16%, 7% y 7%), eran y son un ajuste.
En esta semana, la Fatun —la federación que agrupa a los no docentes nacionales y que firmó una paritaria similar— anunció que fueron convocados por el Ministerio de Educación y los rectores para reabrir la negociación.
En poco menos de un mes se dan cuenta de que los incrementos aceptados se disolvieron en el aire.
¡Teníamos razón! Y la razón nos la empiezan a dar forzados por la crisis inflacionaria y por las medidas de fuerza que desplegamos en colegios y universidades.
Exigimos la reapertura de la paritaria docente pre y universitaria; un aumento del 30% ya; ningún salario por debajo de la línea de pobreza; salario para ad honorem; abajo el impuesto al salario; fondos especiales para las destruidas obras sociales; derogación del nuevo reglamento de Dosuba; pago inmediato de la deuda del Fonid.
Inmediata devolución de los descuentos a los docentes del Carlos Pellegrini y del Nacional Buenos Aires. Parar es un derecho y se muestra una vez más que tiene sentido.
Del 17 al 22 de abril, tenemos que ir con todo al paro en la UBA y en todo el país hasta arrancar la reapertura de la paritaria y conquistar nuestros reclamos.