Desde hace unas semanas se ha montado sobre los docentes del Ciclo Básico Común una campaña de difamaciones que llegó incluso a expresarse con cámaras ocultas de algunos programas de televisión. La campaña busca cuestionar nuestras capacidades docentes, acusándonos de “adoctrinamiento” en las aulas, expresiones que nos recuerdan al sistemático plan llevado a cabo por la última dictadura cívico-militar donde se establecía por la fuerza qué decir y qué no, qué libros eran buenos y cuáles subversivos, cuyo saldo fueron miles de docentes y estudiantes desaparecidos y exiliados.
Al cuestionamiento de programas académicos y de la enseñanza de contenidos críticos se han sumado denuncias anónimas que exigen planillas de firmas e información sobre quiénes adherimos a los paros o realizamos reuniones en los cambios de turno, atropellos que atentan contra la libertad de huelga y organización.
Estos ataques se dan en un contexto general caracterizado por el avance de la Ley de Educación Superior menemista –que persistió bajo todos los gobierno que le siguieron-representado en el llamado “Sistema Nacional de Reconocimiento Académico de Educación Superior” que equipara a la universidad pública con la privada y con los terciarios creando el sistema de créditos (RTF), avanzando en la mercantilización de la educación superior. A esto se suma el nuevo Plan Maestro que pretende modificar de manera integral el sistema educativo argentino y una paritaria docente estancada por falta de oferta del gobierno, que seguimos enfrentando con 22 días de paro, con movilizaciones y con cientos de clases públicas que hemos llevado hasta la misma Plaza de Mayo; todo en una Universidad de Buenos Aires que se niega a aplicar el Convenio Colectivo de Trabajo único y nacional, cuyas autoridades ponen en riesgo miles de puestos docentes mediante el llamado de concursos truchos violatorios de la ley nacional y que tiene un gobierno antidemocrático.
Estos ataques buscan quebrar la unidad docente estudiantil en torno a la defensa de la universidad pública, gratuita y laica atacando uno de sus pilares fundamentales: la libertad de cátedra, base fundamental de la Reforma del ’18, libertad que se expresa en la libre elección de bibliografía y enfoques académicos-científicos que permiten la construcción de un pensamiento crítico amparado en la libre expresión.
Decir que el poder económico condiciona al poder político no es adoctrinamiento, es analizar científicamente la sociedad en que vivimos. Adoctrinamiento es pretender que aceptemos sin cuestionamientos una verdad dada.
El gobierno y sus aliados pretenden embestir contra los docentes con una campaña de hacia aquellos que luchamos por salarios y condiciones de trabajo dignas, por la estabilidad laboral y la excelencia académica es decir por la defensa irrestricta de la universidad pública, gratuita y laica.
Desde la AGD-UBA denunciamos las agresiones contra los docentes y exigimos que se termine con todo tipo de persecución ideológica e intento de estigmatizar nuestro trabajo, teniendo por único objetivo generar un nuevo sentido común “apolítico” de la opinión pública. Exijimos que las autoridades universitarias se pronuncien inmediatamente ante las difamaciones, siendo responsables de garantizar nuestros plenos derechos laborales. La falta de condena o comentario alguno las convierte hasta el momento en cómplices de los ataques.
Llamamos a todos los docentes que ante cualquier otra situación de atropello en que vean vulnerados sus derechos se comunique de manera inmediata con la AGD-UBA.
No a la persecución ideológica! Por la plena libertad de cátedra y de opinión!
Abajo todos los sistemas represivos y censuradores!